Esta alma que tengo
atrapada en el corazón;
podría condensarla en el labio
y darte el beso más tierno
que podré jamás regalar.
O, mudarla al digito índice
para trazar tus cejas,
tus pestañas, trazarte a ti,
la sonrisa que pasará
de tus labios a tus ojos.
Y te susurraré sin voz:
Te quiero.
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